¿Qué queremos?
En el nivel inmediato nuestro objetivo es mejorar nuestras condiciones de trabajo: por ejemplo, conseguir mejores convenios colectivos, defendernos de los constantes abusos empresariales, obtener salarios dignos, o que se reconozcan nuestros derechos. Pero a largo plazo queremos cambiar el mundo. Ni más, ni menos. Soñamos con una sociedad libre, genuinamente democrática, sin clases, sin trabajo asalariado: en definitiva, una sociedad libertaria.
¿Por qué un sindicato?
Los trabajadores (junto a otros colectivos como las mujeres o los estudiantes) somos uno de los principales motores de la sociedad. Las carreteras sobre las que nos desplazamos, los edificios que habitamos, los alimentos que consumimos, los coches que conducimos, en definitiva, todo nuestro mundo ha sido hecho por nosotros. Sin embargo, somos constantemente menospreciados y explotados. Sueldos ridículos que no dan para sacar adelante una familia, condiciones de trabajo precarias, acoso moral, incapacidad para adquirir una vivienda, son lamentablemente una constante en nuestras vidas. Y mientras, como muestran las estadísticas, empresarios y banqueros cada vez son más ricos. Sabemos, además, que nadie va a venir a salvarnos. Por eso nos organizamos ayudándonos unos a otros.
Reconocemos que en el contexto actual es necesaria la confluencia de organizaciones que operan en distintos ámbitos (ecologismo, feminismo, exclusión…) para cambiar la sociedad. Sin embargo, dada la centralidad del trabajo en nuestras vidas, estamos convencidos de que el sindicalismo juega un papel indispensable en dicha lucha. No hay otra organización con tanta capacidad para aglutinar a gente. A todos los que no estamos cómodos con la situación del mundo nos ha tocado trabajar para vivir.
¿Cómo nos organizamos?
Somos anarco-sindicalistas, es decir, un sindicato que funciona inspirado en las ideas anarquistas. Por eso nuestro objetivo último es transformar la sociedad. Y para ello, tomamos los principios de la democracia directa, la autogestión y la solidaridad. Esto quiere decir que tomamos las decisiones entre todos, mediante asambleas; que no nos financiamos con fondos públicos, para no perder nuestra independencia; y que nos ayudamos unos a otros, pues la solidaridad es nuestra mejor arma. Por ello ningún sindicalista de CNT cobra por su actividad sindical
¿Por qué la acción directa?
Nuestra experiencia nos dice que la mejor forma de resolver nuestros problemas es solucionarlos nosotros mismos. Nuestra actividad se basa principalmente en la acción directa, esto es, no una acción violenta como dicen algunos, sino en la solución de los problemas por los afectados sin la mediación de terceros. Creemos que el origen de la apatía y las jerarquías está en la delegación en especialistas, sindicalistas asalariados y políticos. En CNT uno soluciona su conflicto y toma sus decisiones (eso sí, contando con la solidaridad de toda la confederación).
Además, desde ámbitos radicales la revolución siempre se ha entendido al revés. Se pensaba que conquistar el poder era la mejor manera de cambiar el mundo. Hoy, tras tantas dictaduras “socialistas”, está claro que si tomamos el poder lo único que haremos será sustituir a la vieja élite por una nueva. La única manera de construir una sociedad genuinamente democrática es practicando la democracia directa desde la base, en nuestras estructuras, aquí y ahora. Sólo así, quizá algún día el pueblo llegue a estar en condiciones de tener el poder, sin constituir un nuevo núcleo de privilegiados. Por eso, entre otras cosas, nos mostramos apartidistas. Pero sobre, todo, cuidamos escrupulosamente nuestra democracia interna.
¿Qué hacemos en la empresa?
Cuando las condiciones son propicias organizamos secciones sindicales, que eligen un delegado y representan a nuestros afiliados ante una empresa determinada. No estamos de acuerdo con las elecciones sindicales que siempre acaban creando una nueva élite asalariada (el comité de empresa) que negocia al margen de los trabajadores y genera unos intereses distintos a los del resto de la plantilla (conservar el poder, ser elegido, ascender, “enchufar” a familiares, etc.). Por ello, potenciamos las asambleas en los centros de trabajo, en las que todos los que quieren pueden decidir y participar activamente en la lucha.